viernes, 18 de septiembre de 2009

Los Cuervos De Pearblossom....Cont...5

La tarde siguiente, la señora Cuervo fue, como de costumbre, a la tienda para hacer sus compras.
Mientras estaba ausente, el señor Serpiente se despertó y, como estaba hambriento, se deslizó desde su agujero por todo el árbol hasta llegar a la rama en la que estaba el nido.

-¡Mmm! Hoy hay dos huevos -dijo el señor Serpiente mientras se relamía, su madre había descuidado mucho su educación y por eso tenía tan malos modales. Luego alargó el cuello y se tragó los dos huevos, primero uno y después el otro.

Después se estiró a lo largo de la rama y se puso a entonar una cancioncita:


No puedo volar, pues no tengo alas;
no puedo correr, pues no tengo piernas;
pero me arrastro hasta el nido del pájaro negro
oh oh y me como un huevito, un huevito ajeno.


De repente dejó de cantar.
-¡Qué cáscaras más duras tenían esos huevos! -se dijo a sí mismo-.
Normalmente se rompen antes de llegar a mi estomago. Pero esta vez parece que no es así.
En ese momento comenzó a tener un terrible dolor de estomago.
-¡Ay! -se quejaba-. ¡Aaaaay!

El dolor era cada vez más y más fuerte.

-¡Ay! ¡Aaaaay! ¡Ay!
El señor Serpiente comenzó a torcerse y retorcerse.

y se torció y retorció tanto, que no se dio cuenta que su cuello se iba anudando a una rama sin poder desatarse. Su cola todavía estaba libre y seguía golpeándola contra el árbol mientras cantaba:


No puedo volar, pues no tengo alas;
no puedo correr, pues no tengo piernas;
pero me arrastro hasta el nido del pájaro negro
oh oh y me como un huevito, un huevito ajeno



Agitaba la cola con tanta violencia que se enroscó y desenroscó en complicadas volteretas y terminó por anudarse la cola alrededor de un clavo que estaba en otra rama del árbol. Cada vez que intentaba soltarse, se anudaba más fuerte a la rama. Mientras tanto, los huevos de barro que estaban en su estómago le provocaban el dolor más insoportable.

Cuando la señora Cuervo regresó de la tienda, vio a la serpiente y al principio se asustó. Pero cuando notó que estaba bien anudada al árbol, la invadió una sensación de valentía y comenzó a darle un largo sermón sobre lo feo que es comerse los huevos de los demás.

Y desde aquel momento, la señora Cuervo puso muchos otros huevos de los cuales nacieron con exito sesenta y ocho cuervitos, cuatro familias de diecisiete cuervitos cada una. Y ahora la señora Cuervo usa la piel de la serpiente como lazo para tender los pañales de sus pequeños.



FIN

Los Cuervos De Pearblossom....Cont...4

Los dos amigos regresaron volando a la asa del compadre Búho y cenaron. Cuando terminaron de cenar, lavaron los platos y escucharon el concierto nocturno por la radio.
Ya eran las diez y s veía una luna brillante sobre las montañas.
-Supongo que esos huevos ya estarán cocidos -dijo el compadre Búho.

Y, tomando la lata con los huevos, voló hasta la mesa que estaba cerca de la puerta de la cocina, donde había varios pinceles y latas de pintura.

Cuando terminó de pintar los huevos y éstos se veían iguales a los huevos reales, el compadre Búho y el señor cuervolos volvieron a poner encima de la chimenea.
Más tarde, cuando casi era medianoche y la pintura ya estaba seca, volaron al viejo chopo, donde la señora Cuervo los esperaba con impaciencia.

-Y bien -dijo ella llorando- ¿quién de ustedes ha decidido bajar al agujero y matar a la serpiente?
-Ninguno de los dos -dijo el señor Cuervo-.
-¿gritó la señora Cuervo-. ¿Entonces mis doscientos noventa y siete queridos huevos merecían ser comidos por esa serpiente malvada? ¿Mi corazón debe seguir roto, día tras día y para siempre?

-Amelia -dijo el señor Cuervo-, hablas demasiado. Manten tu pico cerrado y sal del nido.
La señora Cuervo le hizo casoy el compadre Búho sacó los huevos de la lata y los puso en el nido.
-¿Para qué ponen allí esos huevos?
-pregunto la señora Cuervo.
-Espera y verás -dijo el compadre Búho que se fue volando hasta el llano, donde lo esperaba un amigo para ir a cazar ardillas.